Crecí en el apacible rancho de papá en una zona selvática baja, pero lleno de una exuberante vegetación, cuando caía el fresco atardecer en Tabasco, solía escuchar «el canto de los sapos» tenues melodías que aunado al pasar una fuerte lluvia tropical incitaban a tan repugnante anfibio a emitir un sonido muy peculiar entre la humedad que dejase la fuerte tormenta…
Los sapos y las ranas son anfibios. La gran mayoría de los animalitos que encontramos en este grupo transcurren una transformación durante su desarrollo. En su etapa juvenil son acuáticos, la forma de su cuerpo semejando a la de un pez y respirando por medio de branquias. Durante la transformación o metamorfosis las aletas se desarrollan en patas, la cola desaparece, y la respiración se vuelve pulmonar. Sufriendo aun más cambios internos no tan fáciles de apreciar a simple vista.
Hoy día he ido conociendo una clase también muy interesante de animalitos «cantores», quizás el cambio de ambiente, quizás el cambio de clima ó ecosistema., aquí no estoy en una zona selvática, ni mucho menos húmeda y tropical., me encuentro en un lugar digamos algo boscoso y lleno de árboles, por algo le llaman el Estado ‘jardin’, pero a la ves entre sus raíces encontré una serie de animalitos, perdón, de «sapos cantores» llamemosle ¡muy originales de esta ‘sociedad’ nativa de la región!
comencé a escuchar pues a esos animales que suelen cantar melodías estruendosas al eructar después de cada comida, después de un manjar o después de beber cierta bebida gaseosa o cerveza que les hacen pronunciar tan tenues y delicadas melodías…!
Un día estando en la sala de mi casa, a ciertas personas se les ocurrió llamar por teléfono para que les trajeran una suculenta pizza, pero nunca pensé que fuese tan deliciosa, y esto lo comprobé al ir mirando como los «anfibios» glotoneaban tan semejante majar y minutos mas tarde, así como si estuviera yo en el apacible rancho de papá, comencé también a escuchar los «eructos» de estos sapos cantores., nunca escuché un ‘Oops excuse me-lo siento’, nunca llego a mis oídos un ‘perdón’, pero sí un estruendo profundo y ruidoso gas estomacal, no nada mas de una de las personas que saboreaba tan deliciosa pizza, sino de todos ellos, eran tres sapos que cantaban una melodía que me hizo pensar en Vivaldi., muy tenue y melodioso, fué así como «el canto de los sapos» deleitaban a los que nos encontrábamos presentes en ¡aquella sala cultural de mas alto nivel…!
También ahí observé ¡como una dama!, comparada con la dama del buen decir, mejor dicho, del «buen cantar»., también emitió su singular «canto» que brotó de lo mas ondo de su estomago e interior corporal, como si estuviera yo en una sala de opera de cualquier parte del mundo, ahí me encontraba yo en esa sala que solo se escuchaba el respirar de la «actriz» quien interpretaría los próximos cánticos peculiares… fue entonces en un momento culminante cuando dejo escapar aquel sonido que simplemente me hizo sostener la respiración y poner atención al máximo de aquella nota musical que algún dia había yo escuchado en la selva del apacible rancho de papá y después que la lluvia intensa había sesado, fué así pues cuando deleite de aquella dama emitir su singular «canto de los sapos»…
Nunca había yo estado y nunca había experimentado tan sensibles melodías de animales repugnantes, pero que al confundir la obscuridad de la tarde y la humedad del ambiente, sueltan semejantes «eructos» que se convierten melodías sinfónicas para ellos sin darse cuenta que sus espectadores detestan y de igual forma les repugna al verlos soltar tan ruidosos cánticos animales!
«El Canto de los Sapos» son sonidos muy interesantes que emiten ciertos animales selváticos, pero que también he encontrado en una región boscosa y fría de este país, esto es simplemente una historia de lo que mis oídos escuchan muy frecuentemente como si estuviera yo en cualquiera de las salas culturales de las ¡bellas artes en el mundo!
¡Oops…!, acabo de emitir un singular canto de los sapos, ¡¡¡jajajajaja!!! «se oye mal, pero descansa el animal»












