Le confirmé a mi amiga Diana Ruiz que iría unos días a pasar mis vacaciones en su casa, en San Antonio, TX. Me organicé y compré mi boleto para llegar lo antes posible. Sabía de la tormenta invernal que se avecinaba y, justo arribé a San Antonio antes de que comenzara a cambiar el tiempo (escéptico yo, un día le comenté a Diana que no creía que hiciera frío en Texas, -claro que yo estoy acostumbrado al frío de New Jersey y nunca pensé lo contrario) Llegué un miércoles por la noche y por lo tanto, sólo me fui dormir, así que fue hasta el día siguiente que Diana me dijo que fuéramos al centro de la ciudad para visitar «The Alamo». Primeramente, comenzamos a caminar en el «River Walk» por largo tiempo, admirando la solitaria belleza de lo que algún día fue un lugar con mucha algarabía y repleto de gente; los turistas escaseaban, creo que sólo ella y yo éramos los únicos locos que estábamos por allí caminando, ya con una temperatura de cero grados. No sé a qué se debía (quizás por la humedad), pero se sentía mucho frío esa mañana.
Continuamos nuestro recorrido por la parte superior del río, visitando algunas tiendas de souvenirs y admirando la belleza del Centro, hasta que llegamos a The Alamo.
«La batalla de El Álamo (23 de febrero-6 de marzo de 1836) fue un conflicto militar crucial en la Revolución de Texas que consistió en un asedio de 13 días de duración, desde su inicio el 23 de febrero hasta el asalto final del 6 de marzo de 1836. Enfrentó al ejército de México, encabezado por el presidente Antonio López de Santa Anna, contra una milicia de secesionistas texanos, en su mayoría colonos estadounidenses, en San Antonio de Béxar, en la entonces provincia mexicana de Coahuila y Texas (hoy estado de Texas, Estados Unidos)».
El temporal de frío ártico comenzó a azotar Texas para entonces… La temperatura comenzó a bajar drásticamente hasta -12°C y, por si fuera poco, inició la lluvia que, debido a las bajas temperaturas, se iba congelando conforme caía el agua en la superficie…
A pesar de que «Texas presume de ser el mayor productor de energía de todo Estados Unidos y uno de los más grandes del mundo», comenzamos a experimentar la falta de luz eléctrica durante el día y, llegada la noche, la falta de energía nos dejaba a obscuras por un par de horas y volvía por otro periodo de tiempo. Diana tenía bien preparada su casa para tal eventualidad -y hasta le decía yo: “Por si alca” (por si al caso), así jugaba yo con ella; pero pude constatar que tenía leña como para vivir eventualmente otra contingencia más… En el jardín detrás de la casa, hay varios árboles que Diana ha ido podando durante el tiempo que ha vivido en ella y es así como pudo juntar tantos leños y tenerlos por ahí resguardados. La primera noche que la luz comenzó a fallar, todavía me quedé a dormir en la habitación que ella me había asignado a mi llegada, pero ya la siguiente noche, el frío fue insoportable (a pesar de que yo no soy nada friolento). Diana me había ofrecido un cobertor más grueso, que realmente nunca pensé utilizar, hasta que sentí que mi cabeza y mi nariz no las podía calentar; nunca acostumbro a cubrirme de pies a cabeza, pero esa noche no soporté el frío y me enrollé como momia, tratando de no moverme para que no penetrara el aire helado, ya que la temperatura bajaba cada vez que la corriente eléctrica se iba. (Diana ya había activado la chimenea con los leños).
Al día siguiente perdimos totalmente la energía eléctrica y no teníamos Televisión, por lo que no podíamos ver las noticias, a no ser que fuera en nuestros celulares, pero ya para entonces, el internet se volvió peor que lento, a veces ni siquiera teníamos señal alguna. Las noches posteriores tuve que bajarme a la sala para poder dormir calientito, pues la chimenea era el único medio que nos proporcionaba calor gracias al fuego con los leños y también para cocinar, pues una vez que perdimos la energía eléctrica, Diana se las ingeniaba para cocinar con leña, ya que su estufa era totalmente eléctrica.
Diana tiene 4 mascotas: una perrita chihuahua de nombre «Peque» dos gatos de nombres «Nina Peludina” y “Marcela la fea» y un conejo llamado “Pancho”, este pequeñín, atizó más el fuego (en sentido figurado), cuando mordisqueó el cable del internet de la TV, por lo que nos quedamos completamente incomunicados; el frío ya comenzaba a calarnos los huesos, no sabíamos si poner a San Antonio de cabeza o dejarlo así en la repisa para ver si mejoraba la situación extrema que comenzábamos a sentir…
Nina es una gatita hermosa y peluda, bueno, resultó ser gato (Nino) y Marcela, una gatita recogida de la calle (al igual que Nina); pero Marcela resultó feíta, lo único bello de ella son sus ojos amarillos, de ahí en fuera, nada que ver de la pobre gata, jajaja. A Pancho aún no se le ha podido saber si es él o es ella o las dos cosas…
Estos animalitos de la creación nos distraían, pero veíamos cómo también comenzaban a sentir frío: los gatos se acicalaban entre sí y se acurrucaban para coger calor; la pobre «Peque» sólo salía al patio (con el frío que hacía), a hacer sus necesidades, pero yo sentía que cada vez que regresaba, volvía más tullidita (ya está bastante viejita), saltaba a su canasta y ahí se quedaba por horas durmiendo.
Durante la contingencia, mi amiga Diana comenzó a notar que, en la pecera, sus dos peces «Beta» (de nombres Coral y Marlín) estaban muriendo a causa del frío… Diana no es «protectora de animales», ¡es sobre protectora de los animales! tanto así, que hizo circo, maroma y teatro para colocar las peceras junto a la chimenea y de esta forma poder calentar poco a poco el agua de los peces; yo realmente pensé que no se salvarían pues ya los veía yo «boqueando», como dicen cuando un pez está en las últimas, en fin. Diana bajó las dos peceras y ahí permanecieron junto a la chimenea; mientras tanto, veo que les pone agua a las ardillas en un recipiente y a los pájaros que vuelan normalmente en su jardín… más tardó en poner el agua, que lo que tardó en congelarse en el recipiente, jajaja. Luego trajo a una lagartija que literalmente estaba hecha paleta, es decir, congelada, más tiesa que muerta; la puso cerca de la chimenea, pero ésta sí pasó a mejor vida… más bien, ya había pasado a mejor vida… no revivió. Pero de los que sí me quedé atónito, fue ver a Coral y a Marlín recuperarse de morir congelados.
Pero tengo que hacer una mención especial (por el tiempo que me tardé en terminar este artículo, se presentaron tristes novedades), y es que, hace un par de meses, me enteré que a la pobre gata Marcela la fea, se le acabaron sus 7 vidas, pues por traviesa, le cayó un mueble encima, estando de visita en casa ajena… QEPD la gatita de los ojos maravillosos. Su hermanit@ «Nina» tiene Instagram, por si la quieren seguir: @ninapeludina (110 followers).
Esa mañana, después de la caída de 4 pulgadas de nieve, Diana comenzó a hacer su muñeco de nieve (el cual quedó muy bonito), a la entrada de la casa por el jardín; nos divertimos un rato tomándonos unas cuantas fotos junto al helado muñeco. Ya más tarde, le dije a Diana que iría al supermercado, pero a pie, y que agarro mi chamarra, mi bufanda y guantes y me echo a andar (no fue buena idea). Para llegar al supermercado tenía que cruzar un puente bastante alto y pues ahí voy; al comenzar a cruzarlo, comencé a notar el piso resbaladizo, de tal forma que me comenzó a dar miedo, iba yo caminando del lado derecho justo al lado del precipicio, por lo que me cambié al lado izquierdo y, a como pude, me agarré del barandal, (si por cualquier cosa resbalaba, creo que no la contaba…), y así seguí, cuando justo a la mitad del puente, venía una pordiosera con todo y sus tiliches del mismo lado mío; al verla, noté el miedo en su semblante, y sólo me dijo: “¡Vengo aterrada!”, con el pánico reflejado en su cara y le dije: “Señora, no se suelte de ahí, porque no la cuenta”… Dejé que pasara y en ese momento, los carros que a poco más de un metro cruzaban también el puente, comenzaron a resbalar y venirse por la inclinación del puente hacia nosotros… A como pude, aligeré el paso para salir de eso, pues presentía que todos los autos iban a hacer carambola; uno que otro sí pegó con algunos otros autos y poco a poco siguieron su camino, saliendo de esa pista de patinaje.
Regresé a como pude a casa de Diana. Ya el supermercado era un caos, había mucha gente y no quise ni llevar nada en las manos; pensaba en el regreso a casa y sentía que era peligroso si llevaba las manos ocupadas. Por fin llegué sin ningún contratiempo, simplemente para contar la historia de mi salida al supermercado.
San Antonio estaba de cabeza, no había luz, la pandemia y las cosas escaseando. Salimos un par de veces, pero solo para conseguir algo de comer, aunque teníamos gasolina y alimentos en casa; el aburrimiento sin poder hacer nada nos tenía ya abrumados. Una de las veces que salimos a «buscar comida», Diana y yo íbamos escudriñando dónde veíamos algo abierto, pero todo estaba cerrado… De repente, vemos una línea larga, larga de autos formados en un restaurante de pollos asados, así que ahí vamos y nos ponemos en la fila, la cual iba lentamente avanzando, mientras tanto, nosotros tratando de pensar en lo que íbamos a pedir, algo diferente de lo que teníamos en casa; yo comencé a imaginar mi medio pollo asado, con ensalada y mi refresco…; así íbamos, lentamente avanzando… cuando llegamos a la «ventana» del establecimiento… ¡¡¡nos quedamos Diana y yo en shock!!! alguien había hecho una broma: se habría puesto en línea y a tanta desesperación que imperaba en esos momentos en San Antonio por la escasez de gasolina, restaurantes y supermercados cerrados o con horarios estrictos, la broma había sido una bomba: ¡No estaba abierto el local! Simplemente Diana y yo comenzamos a cagarnos (literalmente) de la risa y nos fuimos a casa con todo lo que habíamos imaginado que íbamos a pedir para cenar jajaja. La fila de autos detrás nuestro, era ya kilométrica.
Pero, aun así, conseguimos algo de comer en otro establecimiento que sí estaba abierto, aunque a punto de cerrar por no tener luz y tratando de vender lo que se les podría echar a perder en unas cuantas horas más.
Después de que pasó la contingencia, Diana y yo pudimos por fin salir del encierro e irnos a Austin, TX para visitar aquella ciudad, pero… ¡Oh desilusión!, no había nada abierto, todo cerrado y los jardines increíblemente acabados por la helada. Lucía una ciudad desolada y terriblemente espantosa… aun así, pude tomar algunas fotos, pero sin más, tuvimos que regresar a San Antonio.
Mis vacaciones se terminaron y tenía que volver… Pude haber salido del caos en Texas mucho antes, pero no pude por las inclemencias del tiempo, aeropuertos cerrados y accidentes en carreteras, no cabe duda que San Antonio estaba de cabeza. Yo pienso en los 10 días que estuve atrapado bajo cero en Texas, sólo dos días pude disfrutar en plenitud, pero bueno, no hay peor cosa que no salir de lo mismo y San Antonio de cabeza, aun así, fue una gran experiencia para contar.
Correctora ortográfica y sintaxis por Alicia Alvarado Ballesteros @Balles20
The AlamoThe Alamo. San Antonio, TXMarcela QEPDThe Alamo. San Antonio, TXRiver Walk, San Antonio, TX«Snowman»Austin, TXNina Peludina«Estalactitas» agujas de hielo colgantes por helada.Sin luz junto a la chimenea #SanAntonioDeCabezaAustin, TX
Nacido orgullosamente tabasqueño, crecido en la tierra de los "tumbapatos" en Macuspana cruzando el río Puxcatán en San Joseito "Rancho 2-Hermanos". Vivido en Costa Rica y parte en Caracas, Venezuela. Escritor cómico, narrativo, descriptivo, anecdótico y ahora pintor empírico.
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Esta entrada fue publicada el 15 octubre 2021 en 1:00 am y publicado el Articulo Descriptivo. Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través de este feed RSS 2.0 .
Precioso relato de tus vivencias que a pesar del inmenso frío y sin luz lo disfrutaste Así eres tu amigo lindo Todo lo disfrutas bueno o malo y eso hace que te admira más FELICIDADES Te quiero
Excelente bro, una lastima q hayas visto
San Antonio en esas circunstancias , si hace frío y bastante , quizás no se vea la nieve que tú si ves haya en NJ, pero de que congela , congela , y la gente lo sufre al igual que los animales como constatas , y horrible de igual manera la falta de insumos , servicios , etc , lo que yo y a título personal vería sería el Álamo , pero bueno excelente tu narrativa , como siempre nos teletransportas y hasta nos ubicamos en el sitio o situación que narras , un abrazo bro.
Testigo de toda esta congelante historia, en la cual faltó contar que al no haber electricidad en toda la ciudad, toda la gente buscaba como calentarse y hasta un conato de incendio tuvimos en el vecindario, al cual acudimos envueltos en cobijas, no se como publicar las fotos pero tengo evidencia de todo en la historia, la lagartija congelada, los peces calentándose, la estufa de brasas (comida caliente nunca faltó), descongelamiento del agua de mis colibríes y a Manuel de chismoso en el incendio envuelto en cobijas. A pesar de ese frío, fue muy bonito tener a Manuel en casa en unas vacaciones sumamente diferentes. Ahora si, jamás podrá volver a decir que en Texas no hace frío. Espero se repitan las vacaciones
Nacido orgullosamente tabasqueño, crecido en la tierra de los "tumbapatos" en Macuspana cruzando el río Puxcatán en San Joseito "Rancho 2-Hermanos" vivido en tierra Guanacasteca en Costa Rica y parte en Caracas, Venezuela. Actualmente vivo en Deal, NJ. U.S.A., Escritor cómico, narrativo, descriptivo, anecdótico y pintor empírico.
17/10/21 at 7:06 am
Excelente historia Manolo, me hiciste vacacionar contigo con este recuento tan detallado.
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15/10/21 at 1:58 pm
Largos días y muy fríos, me encantan tus relatos porque me haces vivirlos.
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15/10/21 at 11:53 am
Felicidades, es un excelente articulo que me traslado al lugar como si lo estuviera allí viviendo esta experiencia
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15/10/21 at 11:36 am
Me encanta como escribes 👏👏👏
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15/10/21 at 11:03 am
Hay San Antonio, toda una odisea vivida,como sii me encanta tu narración
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15/10/21 at 9:34 am
Precioso relato de tus vivencias que a pesar del inmenso frío y sin luz lo disfrutaste Así eres tu amigo lindo Todo lo disfrutas bueno o malo y eso hace que te admira más FELICIDADES Te quiero
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15/10/21 at 8:35 am
Excelente bro, una lastima q hayas visto
San Antonio en esas circunstancias , si hace frío y bastante , quizás no se vea la nieve que tú si ves haya en NJ, pero de que congela , congela , y la gente lo sufre al igual que los animales como constatas , y horrible de igual manera la falta de insumos , servicios , etc , lo que yo y a título personal vería sería el Álamo , pero bueno excelente tu narrativa , como siempre nos teletransportas y hasta nos ubicamos en el sitio o situación que narras , un abrazo bro.
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15/10/21 at 1:45 am
Testigo de toda esta congelante historia, en la cual faltó contar que al no haber electricidad en toda la ciudad, toda la gente buscaba como calentarse y hasta un conato de incendio tuvimos en el vecindario, al cual acudimos envueltos en cobijas, no se como publicar las fotos pero tengo evidencia de todo en la historia, la lagartija congelada, los peces calentándose, la estufa de brasas (comida caliente nunca faltó), descongelamiento del agua de mis colibríes y a Manuel de chismoso en el incendio envuelto en cobijas. A pesar de ese frío, fue muy bonito tener a Manuel en casa en unas vacaciones sumamente diferentes. Ahora si, jamás podrá volver a decir que en Texas no hace frío. Espero se repitan las vacaciones
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15/10/21 at 1:44 am
Muy padre Manolo, me divertí leyendo tus aventuras… lástima de la gatita… abrazo!
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