«El paraíso no tiene que ser tropical»

Había una oferta para viajar a Europa muy tentadora en cuanto al precio, saliendo de cualquiera de los dos aeropuertos del área. Diana cumpliría sus primeros 50 años de vida y deseaba pasarlos por allá en el viejo continente. Su idea era visitar Brujas, en Bélgica;  yo no tenía planeado volver a Europa, al menos este año, pero ella me convenció para que la acompañara; habíamos hecho muy buena mancuerna al viajar juntos cuando fuimos a San Francisco, CA. Yo ya conocía Brujas,  así que le propuse visitar una ciudad en la  que nunca antes había estado: Praga, en la República Checa.

Entonces nos dimos a la tarea de investigar  lo que la línea aérea de “Iceland Air” ofrecía en su promoción en la red. Por no más de 400 dolares podíamos volar desde Newark a cualquier destino en Europa, entonces elegimos Ámsterdam, así que agendamos visitar a dos amigos que tenemos en común. El siguiente paso era el famoso Step Over #MyStepOver y pernoctar de 1 a 7 días en Reykjavik, Islandia. La línea aérea ofrecía (ya fuera de ida o vuelta) pernoctar en esa ciudad o simplemente hacer un “stop” y proseguir el viaje al destino deseado.
Elegimos dos días para conocer tan singular ciudad en medio del Atlántico y muy al norte de Europa; íbamos preparados para el frío invernal, tanto en Islandia como en todo el resto de los lugares que habíamos puesto en agenda. Preparados estábamos también para caminar durante todo el día y conocer lo más posible.
Así llegamos a Keflavik (KEF) que es donde está el aeropuerto Internacional,  situado exactamente a 46 km. de distancia de Reykjavik, la capital de Islandia. Al bajar del avión y ver aquella lluvia que caía helada y  sentir el fuerte viento, no podía creer cómo habíamos aterrizado, el avión se movía más en tierra firme que al ir descendiendo. Nos hospedamos en el hotel y aún hasta las 11 de la mañana no se veía el rayo del sol, los días con luz eran muy cortos y  a las 4 p.m. ya todo estaba obscuro. Pero aprovechamos el tiempo saliendo a caminar bajo el clima que imperaba en ese momento, caía una suave llovizna que de repente se tornaba en agua nieve y luego en granizo o nieve, en fin, un clima muy frío y cambiante, las calles y aceras con hielo, pero nada de eso impedía  que entre resbalones y zangoloteos,  camináramos largas jornadas para conocer tan bello lugar.

La Bahía en Reykjavik tiene una vista impresionante hacia las montañas nevadas, salía el sol y alcanzaba a iluminarlas, de repente se tupían las montañas de nubes, pero no dejaba de ser un espectáculo admirarlas. Subir al punto más alto en la ciudad, la iglesia “Hallgrímskirkja”  tenía que ser obligado, la vista desde su mirador a 74 metros de altura es sin igual, bellísimo observar todo Reykjavik desde ese punto. 

#ElParaisoNoTieneQueSerTropical Contratamos un tour gratis (solo dabas un tip) en Inglés, una persona muy agradable «Lárus» nos llevó a recorrer los lugares  más interesantes de Reykjavik, relatando toda la historia de aquel país. Por cierto, una ciudad muy cara con respecto al resto de Europa, hay que llevar una buena cantidad de dinero para visitarla. Allí pareciera que el invierno nunca termina, todas las tiendas  con artículos y ropa de invierno y hermosos atuendos en lana y no es para menos que trabajen tan bien este producto. Los zapatos tienen que ser especiales para ese clima, al igual que las llantas de los carros que están hechas con  incrustaciones de acero para poder rodar sin resbalar. En fin Reykjavík, una ciudad recomendable para visitar, e Islandia, un país que en riqueza natural tiene mucho que ofrecer.

Dos días más tarde estábamos volando hacia Ámsterdam, Holanda, donde nos encontraríamos con nuestra amiga en común Saskia Van Bragt; para esto nos dirigimos hacia Eindhoven donde ella nos esperaría en la estación del tren después de aterrizar en el aeropuerto de Schiphol (Ámsterdam).

Esa tarde caminamos por el campo holandés justo a la orilla de lagos y admiramos aquel frío y hermoso atardecer junto a Saskia, Harry su esposo y su perro de nombre “Carlos”. Por la noche cenamos en un lindo restaurante donde brindamos por la cumpleañera Diana #Mis50EnEuropa. Una noche muy amena y agradable junto a los anfitriones. Esta noche también  obsequiamos dos obras de arte que pintamos Diana y yo para nuestra querida anfitriona. Ya cuelgan en una pared en la hermosa casa de Saskia y Harry.

Al día siguiente salimos desde Lommel, Bélgica donde tomamos el tren con dirección a Brujas. Su nombre proviene del noruego antiguo“Bryggia” (“puentes“, “muelles“, “atracaderos“). Es interesante destacar que, en el idioma flamenco/neerlandés, «Brug» significa «puente», y que esta ciudad ostenta como nombre el plural de esta palabra, debido a la gran cantidad de puentes que en ella existen.

El mayor atractivo de Brujas es su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. 

Al llegar pedimos información en la oficina de turismo donde nos atendieron en español y nos explicaron todo sobre la visita de un día, tomamos un tour gratis en nuestro idioma y nos llevaron con excelente información a lo más relevante de Brujas, una ciudad encantadora enclavada entre canales y puentes y detenida en el tiempo.
Horas más tarde nos dirigimos en tren hacia  Amberes, donde dormimos en un hotel para recorrer al día siguiente esta interesante ciudad. No cabe duda que Bélgica tiene lugares hermosos que transportan al pasado. En verdad que lo disfrutamos, pese a que  aguantamos el intenso frío que provocaba que hasta los mocos se nos escurrieran.

De regreso a Holanda, Saskia nos llevó a conocer un monasterio que estaba muy cerca de la frontera con Holanda, un lugar apacible y bello, también con mucha Historia: la ”Abadía de Postel”, la cual fue edificada en el estilo románico aunque con modificaciones posteriores, efectuadas  en estilos gótico o incluso barroco. Es una comunidad de religiosos (monjes) en Bélgica, Siglo XII.

Al día siguiente estuvimos muy temprano en el aeropuerto de Eindhoven, Holanda para abordar el avión con dirección hacia Praga, en República Checa.

Primera vez que viajaba a Praga. Llegamos sin ningún contratiempo, nuestro transporte estaba esperándonos a las afueras del aeropuerto; el chofer, un muchacho joven nada comunicativo, nos entregó un mapa e información de la ciudad, pero nada más, no comentó nada a partir de ese momento hasta que llegamos al hotel.

Nos instalamos y nos dirigimos a hacer algo para lo que ya estábamos preparados:  caminar como locos; así emprendimos la caminata y cruzamos el puente “Charles” que es una belleza histórica y mística sobre el río Moldava.

Su construcción comenzó en 1357 con el visto bueno del rey Carlos IV, y fue finalizado a principios del siglo XV. Dado que en ese entonces constituía la única forma de cruzar el río, el Puente de Carlos se transformó en la vía de comunicación más importante entre la Ciudad Vieja, el Castillo de Praga y las zonas adyacentes hasta 1841. El puente fue también una conexión importante para el comercio entre la Europa Oriental y la Occidental.

La torre localizada en la cabecera de la Ciudad Vieja es considerada por muchos como una de las construcciones más impresionantes de la arquitectura gótica en el mundo. El puente está decorado por 30 estatuas situadas a ambos lados del mismo, la mayor parte de las cuales son de estilo barroco y fueron esculpidas alrededor del 1700.
Así proseguimos los días siguientes, caminando y conociendo esta imponente ciudad, llena de cultura e Historia, arte y música; sus calles completamente limpias, su arquitectura sin igual, hermosamente impecables sus edificaciones, iglesias, sinagogas… todo en buen estado; es un lujo caminar sobre sus calles y banquetas; el transporte: hermosos trenes y tranvías que cruzan la ciudad. La gente no se mostró tan servicial como en los países anteriores, pero bueno, con tanto por ver y maravillados con la belleza del lugar, esa actitud de los habitantes no le restó encanto a nuestra visita ni teníamos tiempo de preocuparnos por ello; la comida excelente y muy barata comparada con Reykjavik.
De regreso a Eindhoven, Holanda y después de una hora de vuelo desde Praga, tomamos un bus que nos llevó al “Centrum” de esta ciudad, donde todo era algarabía y fiesta por el carnaval de Holanda. Creímos que no íbamos a poder dormir con tanto ruido en el exterior del hotel, pero nos asignaron una habitación retirada del bullicio y pudimos dormir bien.
Al día siguiente, mi amigo Boudewyn Norbruis estaba por nosotros en el punto determinado de la ciudad y nos dirigimos hacia Zwolle donde nos dejó para poder recorrerla.
¡Qué ciudad tan bella! El nombre de Zwolle viene de la palabra Suolle, que significa montaña (relacionado con el verbo inglés “to swell”). Zwolle se fundó en una montaña entre los tres ríos que rodean la ciudad, IJssel, Vecht y Zwarte Water. Este monte fue la única parte que no fue anegada durante las inundaciones.
La basílica románica de Onze Lieve Vrouwe ten Hemelopneming (Nuestra señora de la Ascensión) terminada en 1399. La torre de la iglesia, llamada Peperbus (pimentero o bote de pimienta), es una de las más altas e importantes de los Países Bajos. Fue construida en 1448.
Y así, entre tanta historia y hermoso y frío recorrido, continuamos en carro hasta otro lugar también fuera de lo común…
Giethoorn, una aldea que a menudo se le conoce como “la pequeña Venecia”, también digna de caminar y conocer. Más al norte se encuentra otra ciudad que me encantó. Su nombre es Groningen.
Groningen fue una ciudad hanseática. En el siglo XVI fue una posesión española. En 1594, la conquistaron los Orangistas. En 1672 fue sitiada por Bernhard von Galen, obispo de Münster, que se retiró con sus tropas después de cuatro semanas. En Groningen se celebra la victoria cada año el 28 de agosto. En 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, Groningen fue seriamente dañada durante los combates entre los alemanes y los aliados, particularmente el lado norte de la plaza mayor o Grote Markt.
Un día completo lo dedicamos para recorrer Ámsterdam a pie y así cerrar con broche de oro este espléndido viaje. Caminamos por sus canales y calles y por su zona roja para admirar a las mujeres de las “Ventanas” y por supuesto,  sentir el olor (fogonazo, diría yo) de la mariguana que emergía de las múltiples “coffee shops” donde es completamente legal comprar la hierba y fumar.
De regreso a EEUU, el avión hizo nuevamente escala en Reykjavik, donde tendríamos que transbordar y hacer el chequeo de “salida” de la comunidad europea, donde por cierto, el personal de migración con una sonrisa y sumamente amables, nos dieron la despedida.
El avión había aterrizado entre una pista completamente llena de nieve y hielo, creo que la destreza de los pilotos fue sumamente impresionante, ya que  conocen  bien esos cambios de clima tan repentinos en esta Isla.
Nuestro viaje fue muy placentero, con mucho frío, pero así lo seleccionamos y lo planeamos. Fuimos muy criticados y cuestionados del por qué escogimos visitar estos lugares en pleno invierno, pero era algo que teníamos que ver, sentir y vivir, por eso lo titulé #ElParaisoNoTieneQueSerTropical y no necesariamente lo tropical está en el caribe. También Islandia me cautivó con su naturaleza y aunque no pudimos ver las “auroras boreales”, he declarado que regresaré a admirarlas. Praga me introdujo en lo místico entre niebla y tiniebla, historias y leyendas y también volveré, pues no pude apreciar el “reloj astronómico” por estar en reparación y mantenimiento, simplemente leí su historia y eso me dio ganas de volver y ¡volveré!
 De mi querida Holanda no tengo nada que decir, cada vez la conozco un poquito más, me encanta su gente y su histórica belleza que enamoró a Vincent Van Gogh para plasmarla en lienzos. De igual forma espero que la protagonista de #Mis50EnEuropa haya quedado satisfecha después de sus locuras y tremenda distracción, jajaja. Sólo queda reírme de lo que pasó en el tren hacia Münster, Alemania, después de sufrir entre la puerta del vagón y ella afuera a punto de partir y haber perdido el boleto del tren…, pero esa, ¡esa es otra historia!
Y el ‘combo’ no venía solo…, el avión despegó sin contratiempos y se elevó hasta los 10 mil metros y ya en crucero, me dispuse a descansar un poco… al despertarme por  un momento, miré en la pantalla frente a mi, que estábamos cruzando la “punta” de Greenland (Groelandia) y por mera curiosidad me asomé a la ventanilla… cuando vi aquello despejado completamente y debajo de nosotros entre el azul del cielo, la tierra me exponía un poco más de aquella belleza blanca en su superficie… me obligó a levantarme de mi asiento y dirigirme a una ventanilla del lado derecho del avión (no venía muy lleno) y pude acercarme a una ventana justo a un lado de la puerta de emergencia donde una viejecita tejía y la interrumpí para pedirle permiso para asomarme y tomar mis fotos. Ella me dijo “Of course go ahead…” con aquella sonrisa me comentó: ¿Verdad que es un continente muy grande? ¡No alcanza tu vista ver hasta el final…! Y con esa hermosa vista natural me quedé plasmado frente a la ventana, admirando esa pequeña parte de Groelandia, que me regalaba la visita a Europa, esa vista se  quedó grabada en mi mente, sin igual ver esos glaciares desde lo alto y esas montañas cubiertas con tanta nieve… #ParadiseDoesNotHaveToBeTropical asi es: “El paraíso no tiene que ser tropical”
#ViveAmaViaja

Correctora ortográfica: Alicia Alvarado Ballesteros. Twitter: @balles20

Acerca de Manolo De La Cruz

Nacido orgullosamente tabasqueño, crecido en la tierra de los "tumbapatos" en Macuspana cruzando el río Puxcatán en San Joseito "Rancho 2-Hermanos". Vivido en Costa Rica y parte en Caracas, Venezuela. Escritor cómico, narrativo, descriptivo, anecdótico y ahora pintor empírico. Ver todas las entradas de Manolo De La Cruz

15 respuesta a ««El paraíso no tiene que ser tropical»»

  • Valen Álvarez

    Que padre viaje sin haber salido de casa, por supuesto me dieron ganas de viajar a ese paraiso blanco!!

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  • Carlos Alberto Paz Gomez

    Excelente descripción de los lugares visitados y el recorrido realizado, las fotografías bien tomadas que nos permite confirmar lo descrito

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  • Sara García Cobos

    Hola Amigo, me encanto tu viaje a Europa junto con tu amiga Diiana, me da mucho gusto que estés bien y que estés conociendo hermosos lugares, y tienes mucha razón el paraíso no tiene que ser tropical, gracias por compartirnos bellos momentos de tu vida. Un fuerte abrazo con mucho cariño.

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  • Eduardo Paz Gomez

    Practicamente estábamos ahí en cada lugar que visitaste. Sigue viajando y sigue compartiendo tus relatos.

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  • Tere Aristi

    Lamento no ser de las 1eras. en haber leído tu tan esperado artículo, pero aquí estoy para decirte que sin duda fue un viaje de lo más Extraordinario que pudiera cualquier persona desear. Muchas felicidades por tan merecido regalo, la excelente compañía, los mejores amigos y anfitriones y tú singular manera de invitarnos a viajar contigo, fascinada con tan bellas fotos y relatos durante tu viaje. Cualquier lugar del mundo es maravilloso…..
    Como siempre feliz con tu relato y particular toque para relatar lo vivido en cada una de tus experiencias.
    No solo es un viaje, es un recuerdo de por vida…….

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  • Alicia Alvarado Ballesteros

    Quedó hermoso el relato con esas fantásticas fotos que nos ilustran tu viaje paso a paso. Gracias. Por todo lo bello que nos regalas.

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  • Mariela

    Me encanto many!!!! Desde aca nunca conseguimos esas super ofertas!!!! Segui viajando y llenandonos de fotos hermosas

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  • RENE GARCIA R.

    Que bello texto .vol vi a viajar . bello praga…. felicidades…

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  • Heriberto Cano

    Hasta frío me dio. Saludos

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  • Concepcion

    Gracias Manolo …. por ser tan explicito en tu escrito casi haces que uno vaya caminando a lado de ustedes en esos lugares tan hermosos .. 😬😬

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  • Leticia Martínez Castillo

    Bello detalle hiciste que sintiera el frío de esos lugares y despertaste que yo sea la protagonista de esos lugares .
    Tanta historia y caminos de culturas entrelazadas es digno de visitar .
    Gracias amigo por ser tan explícito y transportar a cada uno de tus lectores a ese paraíso que aunque no es tropical si bello.bellas fotografías

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  • Rossana Rios Rico

    Felicidades! !! muy ilustrativa la narrativa , gracias por compartir .

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  • Blanca Alvarado

    Bello y hermoso relato; Manolo es una bendición tener amigos como los que tú tienes, pocas son las personas qué como tú, con tu carisma haces posible. Sigue así, y Dios te premiará con una vida larga llena de mucha salud. Bendiciones amigo querido y recordado siempre. Te envío un fuerte y cordial abrazo con mucho cariño 😘 , chao.

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  • Luchy

    Vivi tu viaje, antes, en el viaje y despues, todo planeado, la aventura es lo inesperado y me encanta como lo plasmas en tus navarraciones, no amasare fortunas pero lo viajado nadie nos los quita

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  • Cristina

    Manolo, que bonitos paisajes, Dios te llene de mucha salud y dinero para que sigas viajando y con ello mostrarnos lugares bellos. Saludos primo.

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