Sucedió en un pleno y muy crudo invierno la historia de la vida real que les quiero contar…
Habían pasado unos días cuando mi roommate me preguntó: ¿Has visto a Sammy? ¡No! le contesté. Sammy era un gato tan hermoso, tierno, cariñoso, que daba gusto acariciarlo… Ella estaba nerviosa porque el gato no había vuelto a casa, hacía bastante frío, por lo que le parecía raro que el animalito no hubiera regresado al hogar, era un gato que salía y volvía, pero ya era mucho tiempo el que había transcurrido desde la última vez que lo vimos…
Una noche, me encontraba tranquilamente yo en la sala escribiendo algunas cosas en mi lap top, cuando ella entra estrepitosamente hecha un mar de llanto ¡Ahí estaba, ahí estaba! Su hijo y yo la volteamos a ver y exclamamos ¡¿Estás bien? ¿Qué tienes, qué te pasa?!
¡Sammy, Sammy, ahí está! ¡A la orilla de la calle… ahí lo vi, ahí lo vi! Yo me quedé totalmente atónito ante tanta angustia que ella demostraba en esa (para mí) tranquila noche. No sabía que decir… obsevé cómo a su hijo se le descuadró la cara y comenzó a abrazarla para calmar su sollozada angustia…
Aún no comprendía nada y pensé: Pero si ya lo encontró, ¿por qué llora y además de esa forma? Acto seguido, veo que ella le da una bolsa de plástico al hijo y le exige que vaya por Sammy…
Mis ojos se abrieron al máximo, me llevé la mano a la boca y pensé lo peor, pero no, no era lo peor… lo peor estaba por venir…
El chamaco agarró un abrigo y salió corriendo de la casa… 5 minutos después se presentó en la puerta con la misma bolsa de plástico, pero dentro de ella se alcanzaba a ver el cuerpo inerte y además, hecho un témpano de hielo, del tan querido animalito, ahora convertido en cadáver… ¡Luego entonces, la quijada se me descolgó y cayó al piso al ver el segundo acto de esta historia teatral! Aquello era un historia real… me pellizqué, no podía creer ni dejar de mirar y escuchar lo que mis sentidos percibían. Esa escena de espanto no la había visto ni en la peor película de terror jamás antes proyectada.
Los llantos, ¡Qué digo! ¡Aberrantes sollozos! eran tan reales que tuve que comenzar a actuar… ¡Claro a actuar! en tan semejante obra teatral, y así comenzaron a brotar de mis ojos lágrimas que me escurrían hasta el cuello. Aclaro: ¡hipócritamente, claro está! Jajaja, jamás lloraría por un animal.
Acto seguido, tuve que abrazarla y darle mi pésame y darle unas palmaditas en la espalda… no podía yo abrir la boca para darle algún aliciente pues lo que saldría de ahí seria ¡una bulliciosa carcajada ante tan ridículo espectáculo!
Se calmaron las cosas un momento, en lo que se preparaba el funeral del gatico en el jardín de la casa…, mientras tanto, que agarro mi teléfono y le comienzo a textear a una amiga acerca de lo que estaban viendo mis ojos en esta obra teatral ¡merecedora de un Oscar a mejor actriz real de reparto! Me tenía que esconder por momentos y volver a escena…
Y algo más… vino lo peor del tercer acto: tuve que participar en el funeral del animalito, soportar aquellas temperaturas extremas bajo cero en el balcón, justo donde se cavaba el hoyo para enterrar “al trozo de hielo”; fue entonces que comencé a actuar como nunca jamás había actuando antes y empezar a llorar junto a ella “lágrimas de granizo” para estar a su lado en tan lamentable acontecimiento… Lo que quería yo, era salir corriendo de ahí hacia la calle y cagarme de la risa, pero allí permanecí, estoico, en lo que duró aquella ridícula despedida donde el hijo llevaba ya el cuerpo del gato “bien paleta” (literal) jajaja y que antes de que lo pusiera en su última morada, ella pidió verlo por última vez… aquel cuerpo era un pedazo de hielo con pelos, donde ella derramó lágrimas que como granizo se congelaban al caer sobre el cuerpo del animalito.
Unos minutos más tarde los dejé allí afuera, contemplando el frío entierro… ¡Yo no soporté más aquel ridículo espectáculo y menos en ese intenso frío que me congelaba hasta las lágrimas…!
Correctora ortográfica: Alicia Alvarado Ballesteros. Twitter: @balles20
(Las fotografías del gato aqui expuestas, no tienen nada que ver con «Sammy», aunque también este «gatico» esta desaparecido…)
30/03/17 at 4:59 pm
Posdata……..Mi gato a muerto
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24/03/17 at 12:58 am
Ayyy que triste caso, soy animalista 100% y entiendo que a muchas personas no les gustan, y también acepto tu sentir. Pobre Sammy y a sus amos por la gran pena que pasaron. Fuiste frío por eso derramaste lágrimas de granizo jajaja.
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17/03/17 at 1:55 am
La obra teatral perfecta, y observo que la temperatura tan baja congelo tu corazón, al no conmoverte ante un real sentimiento de dolor. Hasta hiciste que me diera tristeza. Para enmendar le debes regalar un lindo gatito.
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17/03/17 at 1:03 am
Bueno no se ni que poner que bueno que acompañaste a tu amiga en su sentimiento aunque para ti fuera algo cursi, se respeta lo que cada uno siente y que a ti no te guste pero no se si me gusta el leer ahora que para ti fue una gran farsa repito yo respeto tus sentimientos pero escribirlo ahora mmmmm no se si me gusta
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17/03/17 at 12:52 am
Ay personas (como mi hija) que le tienen amor a los animales, lloran con la pérdida de algunos de ellos, ya sean perros o gatos. Yo no soy de tener animales en mi casa, pero si me da sentímiento si les pasa algo….
saludos 😘
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17/03/17 at 12:38 am
Me encantó tu relato , aunque me hiciste reír , me dio tristeza el deceso de la gatita, seguramente la atropellaron y murió congelada del frío.
Y tú en tu papel de solidaridad con los dolientes, Jajajajajaja me hiciste la noche con tu artículo…saludos Manolo 😘
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17/03/17 at 12:29 am
Cuando se muere un animalito se siente pero si q es exagerada la escena. 😄 Saludos
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